Vistas de página en total

sábado, 27 de agosto de 2011

A través de la ventana: Intolerancia al ruido

A través de la ventana: Intolerancia al ruido

Intolerancia al ruido

A veces pienso que he nacido en el país equivocado y no crean los mas suspicaces que es  por algún tema de índole político  ni nada parecido, es algo mucho mas trivial, es simplemente por el ruido.

¿ Alguna vez han pensado que  el volumen es inversamente proporcional al mensaje?  A mayor volumen menor mensaje, para que nos entendamos, cuanto más grita una persona, la mayoría de las veces, menos argumentos tiene. Es verdad que muchas veces hay que gritar para que nos oigan, pero ahora no es el caso.  Vivimos en una sociedad ruidosa, supongo que muchos me darán la razón, y no me gustaría pensar, aplicando la formula anterior, que no tenemos nada que decir, pero lo cierto es que gritamos, gritamos en los restaurantes, en las cafeterías, hablando por teléfono,  en el trabajo, en las calles, por no hablar de la música, que tiene que estar a un volumen de unos 500 decibelios, de otra forma no merece la pena escucharla. Lo dicho, somos ruidosos.
  
Desde la  perspectiva latina y mediterránea, donde me encuentro,  esta zona  invita a salir a la calle, a la fiesta en general, las de barrio, las del pueblo, las fallas, la virgen de…. El patrón de….los medievales, los moros, los cristianos, San Juan, etc.  Y todo lo imaginable, aquí hacemos una fiesta de cualquier cosa, ¿eso es malo? No, en absoluto, aunque todo en exceso, incluso la fiesta, es malo y  cuando tienes la suerte y/o la desgracia de vivir en un punto  donde confluyen muchos actos/saraos/fiestas etc. sufres tal saturación que acabas por padecer    “ intolerancia al ruido , al follón, al escándalo indiscriminado y sin control. En estos momentos, escribiendo esto, no oigo ni mis propios pensamientos, pues tengo un señor cantando en mi habitación, metafóricamente hablando, sin posibilidad de bajarle el volumen.

No importa que te duela la cabeza, ni que estés enfermo, que hayas tenido un día duro de trabajo, que tengas que levantarte a las seis de la mañana, que quieras leer un libro o ver la televisión, no puedes, estas en tu casa y no puedes pues eres “esclavo de la calle”, “esclavo del ruido”.